miércoles, 30 de mayo de 2012

Tucumán: Todos al paro, basta de precarización laboral en la UNT


Martes 29, Miércoles 30, Jueves 31
TODOS AL PARO
CON CLASES PÚBLICAS, ASAMBLEAS Y COMITÉS DE LUCHA




 
¿POR QUÉ PARAMOS?
NUESTRO PLAN DE LUCHA NO TIENE NADA QUE VER CON UN SUPUESTO RECHAZO A LOS CONCURSOS, SINO CON EL RECHAZO A LA PRECARIZACIÓN LABORAL Y LOS DESPIDOS.

El rector Cerisola y sus funcionarios han salido a decir en los medios de comunicación que el paro docente es ‘injusto’ y que supuestamente los docentes nos oponemos a los concursos. Esto es COMPLETAMENTE FALSO. El proyecto de Carrera Docente presentado por Adiunt incluye taxativamente el INGRESO POR CONCURSO.

Lo que sucede, y Cerisola oculta, es que los docentes universitarios y preuniversitarios de la UNT sufrimos un régimen laboral extremadamente precarizado. El 80% de los colegas preuniversitarios reviste la situación de interino (o, peor aún, simplemente ‘cobran por planilla’, sin siquiera ser interinos). Lo mismo sucede con el 50%  de los docentes de las facultades, con situaciones incluso peores: hay cátedras enteras sostenidas en el trabajo gratuito (con docentes de ‘formación de recursos humanos’ a cargo de comisiones de trabajos prácticos).
La situación no es nueva: viene desde hace varias décadas, e incluso se ha agravado. Los docentes hemos realizado distintas propuestas para superar la situación, pero el Rector Cerisola las ha rechazado sistemáticamente. Inclusive, en la Comisión Paritaria llegamos a un acuerdo que resolvería la situación: los representantes de Cerisola dijeron estar de acuerdo, pero luego el rector se echó atrás y sus Consejeros votaron en contra en el Consejo Superior (recordemos que el propio rector se jacta de tener mayoría absoluta, por lo que es claro que la ‘marcha atrás’ fue decisión de Cerisola). El Rector y las autoridades son doblemente responsables de esta situación: 1) por haberla generado al no llamar oportunamente a los concursos; 2) por haber boicoteado activamente las soluciones propuestas e incluso consensuadas.
Ahora la situación ha llegado a un límite, especialmente entre los docentes preuniversitarios, para quienes reviste extrema gravedad. Cuando ingresaron en sus cargos, mediante el proceso de cobertura de interinatos y suplencias, las autoridades no garantizaron la realización de los concursos como correspondía, dentro del plazo del primer año. Ahora, cuando los colegas tienen varios años de antigüedad en sus cargos, las autoridades pretenden someterlos a la competencia de un concurso público, poniendo en peligro su fuente de trabajo, en tiempos en los que los concursos en su mayoría han dejado de ser transparentes y democráticos.
El paro es para rechazar estas maniobras que, en la práctica, son despidos sin indemnización, y para reclamar que se apruebe de una vez por todas la Carrera Docente. Alcanzar la misma, implicaría ingresar a la universidad por concurso, permanecer en nuestros cargos a través de evaluaciones periódicas, y volver a concursar solamente en los casos de ascenso. O sea, significaría alcanzar estabilidad laboral en nuestro trabajo.

EL RECTOR, LOS CONCURSOS Y LA REFORMA DEL 18

El argumento preferido del Rector Cerisola para atacar a los docentes es que “la UNT está estructurada sobre la base de muchos principios, entre estos están los de la Reforma Universitaria; y entre estos figura el de los concursos. En esta universidad se ingresa y se permanece por concurso” (La Gaceta, 27/05). Pero, ¿es verdad lo que dice el rector?
Los reformistas del 18, en realidad, impulsaban el ingreso por concurso y la revalidación del cargo mediante evaluación cada 5 años[1].  Esto es exactamente lo mismo que planteamos los docentes.
Más importante que la coincidencia formal, de todos modos, es que los reformistas del 18 hicieron el planteo de los concursos (‘periodicidad de cátedra’ le llamaban ellos) para enfrentar a las camarillas enquistadas en la Universidad. En la actualidad, las propias camarillas pretenden usar la justa reivindicación de los concursos no para garantizar el ingreso de docentes idóneos, sino para dejar afuera a colegas que ya llevan años y hasta décadas en sus cargos.
La prueba más alevosa de que al rectorado y a las autoridades no les interesa en absoluto defender los principios de la Reforma del 18 en torno a los concursos es lo que sucede en la carrera de Cine: siendo una carrera nueva, las autoridades podrían haber dado un gran ejemplo y llamar a concurso para todos los cargos nuevos. Sin embargo, no lo han hecho y la gran mayoría de los cargos se ha cubierto con designaciones a dedo.
Hay una cosa más: la Reforma del 18 exigía que los estudiantes participaran de los jurados de los concursos con poder de veto. La conformación actual de los jurados no sólo deja afuera al estamento estudiantil sino que, en general, y salvo contadas ocasiones, hay un manejo político de los integrantes del tribunal.
Sólo con estas breves observaciones, queda claro que la invocación a la Reforma del 18 que hace el Rector Cerisola es simplemente un acto de oportunismo que nada tiene que ver con la política que lleva a cabo.

GARANTICEMOS EL TRIUNFO: CLASES PÚBLICAS Y COMITÉS DE LUCHA

El reclamo por la estabilidad laboral y la carrera docente es de importancia central; tenemos que encarar el plan de lucha con medidas a la altura de las circunstancias. ¿Cómo lo hacemos?
Desde ya, están las asambleas convocadas por Adiunt (martes y jueves), pero hay ciertas cuestiones que resultan fundamentales. En primer lugar, el rectorado busca separar artificialmente a docentes de las facultades y docentes de los preuniversitarios, con el argumento de que “los preuniversitarios no quieren rendir concursos”. Esto es completamente falso (ver nota al respecto), pero debemos explicarlo a los colegas de todas las facultades.
Asimismo, los estudiantes y los padres reciben el mismo discurso tergiversado por parte de las autoridades. Es importante entonces que, en facultades y preuniversitarios, realicemos actividades conjuntas, especialmente clases públicas, en las que expliquemos a estudiantes y a padres el motivo de nuestra lucha y busquemos su solidaridad.
Entre el movimiento estudiantil, además, está en curso un plan de lucha por infraestructura y aumento de presupuesto (particularmente en Artes y Ciencias Naturales). Además de las clases públicas, sería muy productiva la conformación de Comités de Lucha conjuntos (docentes y estudiantes) en cada unidad académica y, sobre esta base, conformar una Coordinadora Universitaria de Lucha, para lograr la satisfacción de todos los reclamos.



[1] Ver, por ejemplo, La Reforma Universitaria. Desafíos y perspectivas noventa años después; Sader, Aboiter y Gentili, Clacso, 2008.

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