Martes 29, Miércoles 30, Jueves 31
TODOS AL
PARO
CON CLASES PÚBLICAS, ASAMBLEAS Y COMITÉS DE LUCHA
¿POR QUÉ PARAMOS?
NUESTRO PLAN DE LUCHA NO TIENE NADA QUE VER
CON UN SUPUESTO RECHAZO A LOS CONCURSOS, SINO CON EL RECHAZO A LA PRECARIZACIÓN
LABORAL Y LOS DESPIDOS.
El rector Cerisola y sus
funcionarios han salido a decir en los medios de comunicación que el paro
docente es ‘injusto’ y que supuestamente los docentes nos oponemos a los
concursos. Esto es COMPLETAMENTE FALSO.
El proyecto de Carrera Docente presentado por Adiunt incluye taxativamente el
INGRESO POR CONCURSO.
Lo que sucede, y Cerisola
oculta, es que los docentes
universitarios y preuniversitarios de la UNT sufrimos un régimen laboral
extremadamente precarizado. El 80% de
los colegas preuniversitarios reviste la situación de interino (o, peor aún, simplemente ‘cobran por planilla’, sin
siquiera ser interinos). Lo mismo sucede con el 50% de los docentes de las
facultades, con situaciones incluso peores: hay cátedras enteras sostenidas en
el trabajo gratuito (con docentes de ‘formación de recursos humanos’ a cargo de
comisiones de trabajos prácticos).
La situación no es nueva:
viene desde hace varias décadas, e incluso se ha agravado. Los docentes hemos realizado distintas propuestas para superar la
situación, pero el Rector Cerisola las ha rechazado sistemáticamente.
Inclusive, en la Comisión Paritaria llegamos a un acuerdo que resolvería la
situación: los representantes de Cerisola dijeron estar de acuerdo, pero luego
el rector se echó atrás y sus Consejeros votaron en contra en el Consejo
Superior (recordemos que el propio rector se jacta de tener mayoría absoluta,
por lo que es claro que la ‘marcha atrás’ fue decisión de Cerisola). El Rector y las autoridades son doblemente
responsables de esta situación: 1) por haberla generado al no llamar
oportunamente a los concursos; 2) por haber boicoteado activamente las
soluciones propuestas e incluso consensuadas.
Ahora la situación ha
llegado a un límite, especialmente entre los docentes preuniversitarios, para
quienes reviste extrema gravedad. Cuando ingresaron en sus cargos, mediante el
proceso de cobertura de interinatos y suplencias, las autoridades no
garantizaron la realización de los concursos como correspondía, dentro del
plazo del primer año. Ahora, cuando los colegas tienen varios años de
antigüedad en sus cargos, las autoridades pretenden someterlos a la competencia
de un concurso público, poniendo en peligro su fuente de trabajo, en tiempos en
los que los concursos en su mayoría han dejado de ser transparentes y
democráticos.
El paro es para rechazar
estas maniobras que, en la práctica, son despidos sin indemnización, y para
reclamar que se apruebe de una vez por todas la Carrera Docente. Alcanzar la misma,
implicaría ingresar a la universidad por concurso, permanecer en nuestros
cargos a través de evaluaciones periódicas, y volver a concursar solamente en los
casos de ascenso. O sea, significaría alcanzar estabilidad laboral en nuestro
trabajo.
EL RECTOR,
LOS CONCURSOS Y LA REFORMA DEL 18
El
argumento preferido del Rector Cerisola para atacar a los docentes es que “la
UNT está estructurada sobre la base de muchos principios, entre estos están los
de la Reforma Universitaria; y entre estos figura el de los concursos. En esta
universidad se ingresa y se permanece por concurso” (La Gaceta, 27/05). Pero, ¿es
verdad lo que dice el rector?
Los
reformistas del 18, en realidad, impulsaban el ingreso por concurso y la
revalidación del cargo mediante evaluación cada 5 años[1]. Esto es exactamente lo mismo que planteamos
los docentes.
Más
importante que la coincidencia formal, de todos modos, es que los reformistas
del 18 hicieron el planteo de los concursos (‘periodicidad de cátedra’ le
llamaban ellos) para enfrentar a las camarillas enquistadas en la Universidad.
En la actualidad, las propias camarillas pretenden usar la justa reivindicación
de los concursos no para garantizar el ingreso de docentes idóneos, sino para
dejar afuera a colegas que ya llevan años y hasta décadas en sus cargos.
La prueba
más alevosa de que al rectorado y a las autoridades no les interesa en absoluto
defender los principios de la Reforma del 18 en torno a los concursos es lo que
sucede en la carrera de Cine: siendo una carrera nueva, las autoridades podrían
haber dado un gran ejemplo y llamar a concurso para todos los cargos nuevos.
Sin embargo, no lo han hecho y la gran mayoría de los cargos se ha cubierto con
designaciones a dedo.
Hay una
cosa más: la Reforma del 18 exigía que los estudiantes participaran de los
jurados de los concursos con poder de veto. La conformación actual de los
jurados no sólo deja afuera al estamento estudiantil sino que, en general, y
salvo contadas ocasiones, hay un manejo político de los integrantes del tribunal.
Sólo con
estas breves observaciones, queda claro que la invocación a la Reforma del 18
que hace el Rector Cerisola es simplemente un acto de oportunismo que nada
tiene que ver con la política que lleva a cabo.
GARANTICEMOS EL TRIUNFO: CLASES PÚBLICAS Y COMITÉS DE LUCHA
El reclamo por la
estabilidad laboral y la carrera docente es de importancia central; tenemos que
encarar el plan de lucha con medidas a la altura de las circunstancias. ¿Cómo
lo hacemos?
Desde ya, están las
asambleas convocadas por Adiunt (martes y jueves), pero hay ciertas cuestiones
que resultan fundamentales. En primer lugar, el rectorado busca separar
artificialmente a docentes de las facultades y docentes de los
preuniversitarios, con el argumento de que “los preuniversitarios no quieren
rendir concursos”. Esto es completamente falso (ver nota al respecto), pero
debemos explicarlo a los colegas de todas las facultades.
Asimismo, los estudiantes y
los padres reciben el mismo discurso tergiversado por parte de las autoridades.
Es importante entonces que, en facultades y preuniversitarios, realicemos
actividades conjuntas, especialmente clases públicas, en las que expliquemos a
estudiantes y a padres el motivo de nuestra lucha y busquemos su solidaridad.
Entre el movimiento
estudiantil, además, está en curso un plan de lucha por infraestructura y
aumento de presupuesto (particularmente en Artes y Ciencias Naturales). Además
de las clases públicas, sería muy productiva la conformación de Comités de
Lucha conjuntos (docentes y estudiantes) en cada unidad académica y, sobre esta
base, conformar una Coordinadora Universitaria de Lucha, para lograr la
satisfacción de todos los reclamos.
[1]
Ver, por ejemplo, La Reforma
Universitaria. Desafíos y perspectivas noventa años después; Sader, Aboiter
y Gentili, Clacso, 2008.
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